Hay una vez...
Un mundo en donde la
ciencia mas difundida y estudiada es el fútbol... Casi todos sus habitantes son
doctorados, tienen aptitudes y
conocimientos para ser hinchas,
técnicos, consejeros, árbitros, relatores, críticos, etc. En donde la TV, las radios y los periódicos
dedicaban grandes y significativos espacios a su difusión con especificaciones
didácticas de todos sus matices.
Cualquiera, sea señor o
mendigo, conoce y habla sobre esta ciencia con propiedad, discute criterios,
tiene opiniones formadas y sabe sostenerlas.
Saben que sus elementos
básicos son una cancha plana con medidas
exactas, dividida al medio, que tiene dos arcos situados uno en cada extremo, y
que necesita de una pelota, se juega con
once jugadores de cada lado que tienen por misión ensartar la pelota dentro del
arco del lado contrario.
También saben que hay
varios clubes con diferentes banderas, con diferentes técnicos, diferentes
estrategias, y cada uno es hincha del que heredo de sus antepasados o, mas
raramente, del que le gusta más.
Una noche, los misterios
de la suprema conciencia les hicieron tener a cada uno una atroz pesadilla en
donde, en un enorme espejo les era mostrado un juego de su equipo favorito. Se
vieron como parte de la hinchada en una
cancha sin medidas, llena de yuyales, sin marcas y sin arcos. Su hinchada
gritaba y reclamaba pero era inútil. Su equipo entro a la cancha y el juego iba
a comenzar... el equipo contrario entro...
¡¡¡Terror!!! Entraron todos, los titulares y los suplentes... Cada jugador tenia una pelota en su mano (algunos
tomaban teréré). Entraron los árbitros llevando los arcos. Cada vez que un
jugador colocaba su pelota en el suelo venían los árbitros la cabrían con el
arco y su hinchada gritaba ¡Gol! Tan fuerte que ahogaban los reclamos de la
hinchada del soñante y nadie se daba
cuenta de que sus once jugadores estaban ahí atónitos, aterrorizados y sin
saber que hacer, procurando esquivar los embates de las carreras triunfantes de
los avasalladores.
Los soñantes sudaban en sus camas, sentían que su ira y la de su
hinchada iba en aumento... Cuando se
levantaban dispuestos a "pulverizar" a los que se burlaban tan
asquerosamente de ellos...
Vieron que sus adversarios se transformaban en diputados, senadores,
jueces, presidentes y funcionarios públicos y que ellos y su hinchada se
transformaban en empleados, almaceneros, profesores, comerciantes, vendedores
de diarios, mercaderas, jardineros, chiperos, etc.
La ira se les pasó...
¡¡¡Alivio!!! !!!
La primera parte del sueño... ¡¡¡solo había sido una pesadilla!!!!!!
Y despertaron felices...
Maria Joao Soares